Los responsables de ‘startups‘ españolas han constatado que en los últimos años, desde antes de la pandemia, se ha producido un cambio de paradigma en el sector que ha pasado de compañías que crecían rápido y obtenían financiación en forma de rondas por su potencial teórico a un escenario en el que la escalabilidad y la atracción financiera de estas compañías es medida por sus números de rentabilidad y facturación.
En ese sentido, han apuntado que las firmas de capital (las ‘venture capital’, en la jerga del sector) «ya no entran de lleno en proyectos que no demuestren objetivamente, en términos de rentabilidad y facturación, su potencial de escalabilidad».
En este sentido, han recalcado que, tras la crisis del covid, se registró un incremento en la creación de empresas emergentes y de operaciones de inversión, dando como resultado un 2022 que cerró con 3.500 millones de euros invertidos tras el récord de 4.300 millones alcanzados en 2021.
Sin embargo, desde entonces, las operaciones de inversión se han ralentizado con carácter general fruto de las altas tasas de inflación, la desaceleración económica y, especialmente, las agresivas alzas de los tipos de interés, que han encarecido notablemente los costes de financiación respecto a la época en que los intereses eran negativos.
Al respecto de este cambio de paradigma, han hablado los actores del sector como Bosco Gonzáles, de BCAS, que ha señalado que «cambiar la mentalidad hacia la facturación en lugar de buscar inversión puede ser una estrategia viable, pero requiere un enfoque sólido en la rentabilidad y una planificación financiera cuidadosa».
De su lado, Félix Martín, de Alquindoi, ha apuntado que «el problema de este modelo es que no siempre está claro que la empresa, en el largo plazo, pueda ser auto-sostenible» y ha constatado que, vista la experiencia, los inversores «se plantean la necesidad de reconducir hacia modelos que se basan en una base operativa sólida y estable antes de escalar».
«Levantar fondos sirve para cubrir costes necesarios para crecer, pero el objetivo es siempre facturar y marginar», ha agregado, mientras que Nacho Requena, de Room007, ha comentado «que tanto el crecimiento en entrada de capital como el crecimiento mediante expansión deberían ir a la par».
Por su parte, David González, de Depencare, ha aducido que «no puedes, o no deberías, crear una ‘startup’ para ir de ronda en ronda; la financiación tiene una función, debe ayudarte a llegar donde no llegaríais de manera natural, pero no debe ser una forma de subsistencia».
En una línea similar se mueve Mateo Cusi de Urban Air Purifier (UAP), que piensa que, en la medida de lo posible, «se trabaje con recursos propios y el foco sea generar ventas; ser invertido puede distorsionar el enfoque de tu idea».