Planificar adecuadamente el uso de las redes sociales y revisar su configuración de privacidad son aspectos fundamentales para usarlas de manera responsable, lo que permite disfrutar de sus muchos beneficios al atender estos detalles.
Aplicaciones como Instagram o TikTok a menudo están en el centro de la polémica por promover desinformación o contenidos que pueden afectar la salud mental, así como por facilitar la sobreexposición de menores y la creación de una huella digital.
No obstante, las redes sociales ofrecen numerosas ventajas, como servir de punto de encuentro con familiares y amigos lejanos y permitir la creación de comunidades para compartir intereses y aficiones.
Además, estas aplicaciones son útiles para acceder a entretenimiento personalizado y cursos en línea, así como para sensibilizar y movilizar el activismo en favor de causas sociales, según recuerda Trend Micro en un comunicado de prensa.
Sin embargo, todo esto solo es posible si se llevan a cabo prácticas responsables para utilizar las redes de forma segura, favoreciendo una comunicación abierta en el hogar y generando confianza en los más pequeños para que sientan que pueden acudir a sus padres o tutores si tienen algún problema en el entorno digital.
Así, es aconsejable tener un comunicación frecuente con los menores, a fin de conocer cuáles son las actividades que llevan a cabo y actuar en consecuencia cuando se de una situación que pueda perjudicarles.
También conviene elaborar un plan familiar para la utilización de las redes sociales, debatir los límites y acordar normas. Entre ellas, la hora a la que se debe apagar el ‘smartphone’ o la tableta. En este sentido, los expertos recomiendan que los menores se sientan involucrados en las conversaciones que se den sobre cómo usan las aplicaciones, a fin de construir un pensamiento crítico desde el consenso y no desde la imposición.
Es esencial revisar en familia la configuración de la privacidad para mantener protegidos a los menores, que también deben conocer cuáles son los riesgos a los que se exponen y cuál es la importancia de mantener a salvo sus datos personales. De esta manera, estarán alerta ante estafas y otras formas de acoso ‘online’.
Igual de recomendable es hablar sobre la importancia de la huella digital y que los menores sean conscientes de que, una vez se comparte algo por internet, puede ser casi imposible borrarlo por completo.
Por otro lado, se les debe explicar cuáles son los peligros de compartir información personal en exceso y por qué no deben dar a conocer, por ejemplo, sus números de teléfono, sus direcciones o fotos personales. En este sentido, se les debe comentar que las imágenes integran metadatos con información sensible como la ubicación.
Padres e hijos también deben aprender juntos a desactivar los servicios de localización de las aplicaciones, en las que no es recomendable compartir imágenes que puedan dar pista sobre dónde se encuentran de vacaciones -que aparezcan matrículas o direcciones concretas- a alguien con malas intenciones, que puede conocer su paradero fácilmente.
CONCIENCIAR MEDIANTE LA EDUCACIÓN
Tampoco está de más apostar por la denominada ciudadanía digital, esto es, enseñar a niños y adolescentes a ser amables y empáticos en sus redes sociales, así como administrarles herramientas para manejar comportamientos desagradables.
En lo concerniente a los padres, es mejor que conozcan bien el tipo de plataformas que utilizan sus hijos, saber cuál es la edad mínima o recomendable de estos servicios y los riesgos potenciales que estas presenten.
También hay que usar herramientas de control parental y ‘software’ de supervisión para seguir las actividades ‘online’ de los menores, algo que lo que ya han pensado las grandes compañías al ofrecer herramientas como la guía de tutores de TikTok, el centro familiar de Instagram, Google Family Link o YouTube Family.
Acceder a contenidos que promuevan la desinformación es uno de los riesgos principales que presentan las redes sociales, motivo suficiente para que padres y tutores enseñen a los niños a cuestionar lo que ven en internet y a ser precavidos a la hora de difundir noticias o vídeos engañosos.
En caso de hacerlo, es importante que los adultos sepan que confiscar los dispositivos no es lo idóneo para castigarles por ello, ya que esto también puede disuadir al menor de acudir a ellos en el futuro, cuando necesiten su ayuda o consejo. De esa manera, es mejor enseñarles las consecuencias más allá del castigo y fomentar un mejor comportamiento en el futuro.
También hay que predicar con el ejemplo, es decir, llevar a cabo las prácticas responsables que se quiere enseñar a los niños. Así, si se quiere animar al menor a utilizar su móvil menos tiempo, deben hacer lo mismo para que este entienda que es lo correcto.