X, anteriormente conocido como Twitter, ha estado boicoteando a otras plataformas de una forma sutil pero efectiva. Y es que han reducido la velocidad en el acceso a otros sitios web a través de enlaces en la red social. Para muchos, ya se trata de un ataque deliberado de Elon Musk contra algunas compañías que tiene en su punto de mira.
Antes de su llegada a Twitter, el magnate sudafricano se autoproclamó como “un absolutista de la libertad de expresión” que convertiría la red social en un foro donde tendrían cabida todo tipo de opiniones. Sin embargo, una vez nombrado CEO, comenzó a tomar decisiones que para muchos nada tenían que ver con ostentar dicho título.
Libertad previo pago
De entre todas las medidas, seguramente, la que más polémica generó tuvo que ver con el cambio de políticas en torno a los perfiles verificados. Las cuentas que llevaban años portando la insignia azul la perderían si no acababan pasando por caja. Ser suscriptor de Twitter Blue es ahora la única forma de conservar ese distintivo, lo que le ha granjeado a Musk una gran cantidad de detractores.
El multimillonario justificó dicha decisión apelando a que era algo necesario para “luchar contra los enjambres de bots”; sin embargo, ya hemos visto que estas nuevas políticas no han impedido que algunos aprovechen la insignia azul para suplantar a personalidades relevantes que no han pasado por el aro de Twitter Blue.
El mes pasado, también se adoptaron otras dos medidas controvertidas, pero, en este caso, la razón fue “abordar los niveles extremos de extracción de datos y manipulación del sistema”. Estas consistieron, por un lado, en impedir el acceso a las publicaciones a aquellas personas que no estuvieran registradas en la plataforma y, por otro, en limitar la cantidad de tuits que los usuarios podrían ver diariamente en función de las características de sus cuentas.
La última decisión de Musk fue limitar el número de mensajes privados que podían enviar los usuarios no verificados con el objetivo de reducir el spam en la red social; aunque para algunos, sólo se trataba de otro movimiento para instar a los usuarios a pagar la suscripción a Twitter Blue.
5 segundos demoledores
Ahora, el antiguo CEO de Twitter ha llevado a cabo una artimaña que ha perjudicado a sus principales competidores y enemigos. Y es que, según The Washington Post, ha reducido la velocidad de acceso de los usuarios a las páginas web de algunas compañías a través de enlaces en Twitter. Más concretamente, los usuarios que intentaron entrar a sitios como The New York Times, Facebook o Instagram tenían que esperar una media de cinco segundos antes de que ser cargaran.
Así dicho, no parece demasiado tiempo, pero realmente puede ser suficiente para que ahuyentar a los usuarios. Un estudio de Hobo SEO ya señaló que un simple retraso de dos segundos hace que el 87% de los usuarios abandone un sitio.
En resumidas cuentas, el objetivo de esta táctica ha sido mermar el tráfico en estos sitios, a cuyos propietarios Musk parece no tenerles en demasiada estima. De hecho, por poner un ejemplo, el millonario ya se ha burlado de The New York Times en alguna ocasión, tildándolo de propaganda.
The real tragedy of @NYTimes is that their propaganda isn’t even interesting
— Elon Musk (@elonmusk) April 2, 2023
¿Un ataque premeditado?
The Washington Post considera que esto no ha sido un accidente, sino que ha sido un movimiento deliberado. La forma de conseguir este retraso en el acceso a los sitios ha sido sutil pero efectiva. Y es que han ralentizado su servicio de acortamiento de enlaces t.co, lo que ha provocado un retraso en la velocidad de carga de las URLs a las que se dirigían.
Ante esta situación, The New York Times ha declarado que fueron conscientes de estos retrasos antes de la noticia, pero que, tras consultar a X, no recibieron ninguna explicación por su parte. A pesar de considerarse un adalid de la libertad de expresión, Musk parece ser bastante reticente a responder a las preguntas de la prensa. Precisamente, contestar a algunos medios con el emoji de una caca se ha convertido en una de sus costumbres más criticadas.