Cada medio año, Facebook lleva a cabo encuestas internas para conocer la satisfacción de sus trabajadores con la empresa. Esta vez, más de 49.000 empleados contestaron a las preguntas durante el mes de octubre. Lo que más llama la atención de los resultados es que sólo el 51% afirmó que Facebook está teniendo un impacto positivo en el mundo.
Esta pregunta es recurrente en las encuestas internas semestrales. Hace un año, el 56,5% de los trabajadores dijo que la red social era buena para la sociedad, un porcentaje que subió considerablemente hace seis meses, hasta el 74%. Parece que, después de que estallase la pandemia del coronavirus, muchos de los empleados vieron con mejores ojos el papel de su compañía en la sociedad, ya que Facebook demostró ser una herramienta útil para que amigos y familiares pudiesen seguir en contacto durante el confinamiento.
Sin embargo, la cosa ha cambiado dramáticamente, pese a que la crisis sanitaria continúa y Facebook sigue jugando un papel importante para que la gente se conecte entre ella. Desde luego, choca bastante que prácticamente la mitad de sus empleados tenga una visión negativa (al menos en parte) de Facebook.
La influencia de Facebook en la sociedad
Hay varios motivos que pueden explicar que tengan esta percepción. El más importante tiene que ver con las acusaciones que ha recibido Facebook de fomentar y permitir discursos que incitan al odio y a la violencia, y por anteponer sus beneficios económicos a las cuestiones éticas. Y es que muchos han empezado a mirar con más lupa las dinámicas de la red social a raíz del auge del movimiento Black Lives Matter, especialmente tras la muerte de George Floyd.
De hecho, durante los últimos meses han sido varios los ingenieros que han abandonado la compañía por este motivo. Uno de ellos llegó a acusar a Facebook de «lucrarse del odio», y aseguró que «han hecho poco por combatir el auge del racismo, la desinformación y la incitación a la violencia en la plataforma».
Además, hace poco también el exdirector de monetización de Facebook, Tim Kendall, afirmó que su responsabilidad en la compañía había sido hacer que la red social fuese «tan adictiva como el tabaco», y aseguró que le preocupaba que fuese igual de perjudicial para los usuarios.
Por otra parte, la compañía también ha tenido que lidiar recientemente con problemas políticos en el Congreso con los dos grandes partidos de Estados Unidos: acusaciones de monopolio por parte de los demócratas en la Cámara de Representantes, y críticas contra su poder e influencia por parte de los republicanos en el Senado.
Facebook parece tomarse cada vez más en serio todas estas críticas, y últimamente ha tomado una serie de medidas para cambiar el rumbo y lavar su imagen. Una de las más sonadas ha sido la prohibición de todas las cuentas relacionadas con el grupo de extrema derecha estadounidense QAnon, al considerar que incitaban a la violencia.
La compañía también ha tratado de luchar contra la desinformación sobre la COVID-19, llegando incluso a eliminar una publicación del presidente Donald Trump que estimaron que era engañosa al respecto. Poco antes de eso, también eliminaron ciertos anuncios de la campaña electoral de Trump, en ese caso por considerar que hacía acusaciones engañosas contra los refugiados.