Quedan poco más de dos semanas para que se celebren las elecciones en Estados Unidos, en las cuales el presidente Donald Trump (candidato del Partido Republicano) se jugará su reelección ante Joe Biden, del Partido Demócrata. Durante esta campaña electoral, llena de tensiones y acusaciones, las principales redes sociales están siendo muy cautelosas, ya que quieren evitar que se les vuelva a acusar de propagar noticias falsas y deformar el resultado de las elecciones, tal como ocurrió hace cuatro años.
Este contexto nos ayuda a entender mejor la reciente controversia que ha generado el tratamiento en redes sociales de una noticia desfavorable para la campaña Biden. Dicha información fue publicada por el tabloide New York Post, y trata sobre el caso conocido como «Smoking Gun» («pistola humeante»), que implica a Joe Biden y a su hijo, Hunter Biden, en un supuesto caso de corrupción y favores mutuos con una empresa energética ucraniana para la que empezó a trabajar este último cuando el ahora candidato demócrata era vicepresidente.
Algunas de las informaciones del New York Post, que incluso ha filtrado e-mails supuestamente provenientes de un disco duro de Hunter Biden, no sólo han sido calificadas de falsas por el Partido Demócrata, sino que también han sido puestas en duda por Facebook y Twitter, que han limitado su propagación en sus redes sociales.
Facebook, que fue la más señalada hace cuatro años, ha tratado de reducir el alcance de la noticia mientras la someten a fact-checking, según ha explicado Andy Stone, portavoz de la compañía. Sin embargo, parece que esto ha provocado el efecto contrario al deseado, ya que desde entonces la historia se ha compartido cientos de miles de veces en Facebook.
Por su parte, Twitter sí ha bloqueado por completo estos enlaces del New York Post, escudándose en sus reglas que prohíben publicar información hackeada, ya que dichos artículos muestran e-mails y fotografías supuestamente robados a Hunter Biden. Según han explicado, «comentar o debatir sobre materiales hackeados» no va contra las normas, pero enlazar artículos que los incluyen (como es este caso) sí. Esta semana, Twitter también suspendió cuentas que se hacían pasar por votantes negros de Trump.
La respuesta de Donald Trump, que lleva meses recurriendo a esta polémica del hijo de Biden para atacar la campaña del padre, no se ha hecho esperar. «Es terrible que Facebook y Twitter hayan desmantelado la historia de los e-mails de Smoking Gun», ha tuiteado. «Sólo es el principio para ellos. No hay nada peor que un político corrupto».
So terrible that Facebook and Twitter took down the story of “Smoking Gun” emails related to Sleepy Joe Biden and his son, Hunter, in the @NYPost. It is only the beginning for them. There is nothing worse than a corrupt politician. REPEAL SECTION 230!!! https://t.co/g1RJFpIVUZ
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) October 14, 2020
Además, los senadores republicanos Ted Cruz y Lindsey Graham (entre otros miembros del partido) también se han quejado públicamente de la posición de Facebook y Twitter, diciendo que se trata de una «interferencia» en las elecciones y de «censura activa», y reclaman una mayor regulación de este tipo de acciones por parte de las redes sociales.
Es sin duda una cuestión muy delicada, y más aún cuando se produce en mitad de una campaña electoral. ¿Dónde acaba el derecho a la información y empieza el derecho a estar protegidos ante supuestas manipulaciones? ¿Pueden considerarse verídicas desde un punto de vista periodístico las informaciones del New York Post sobre este tema? Son cosas que las redes sociales deben tomarse muy en serio, pues su influencia en la sociedad se ha convertido en determinante, como ya se ha demostrado otras veces.