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Disney: el paso hacia el streaming que cambiará el cine

Esta semana, en Digitalis informamos del quinto aniversario del lanzamiento de Netflix en España y poníamos de relieve cómo la llegada de los contenidos en streaming ha cambiado los hábitos de consumo audiovisual de la sociedad española. Y recientemente también publicamos una noticia sobre que Disney ha comenzado a priorizar el streaming por encima de los estrenos en salas de cine.

Es decir, en tan sólo 5 años hemos pasado de disfrutar del primer servicio de contenidos audiovisuales de éxito realmente masivo a ver cómo la mayor compañía de contenidos del mundo decide, tras un 2019 en el que amasó una auténtica fortuna en los cines, que su foco principal no es este, sino su casi recién estrenada plataforma de streaming Disney+. Naturalmente, la crisis de la COVID-19 ha tenido mucho que ver, pero al final sólo ha acelerado un proceso que parece claro: en el siglo XXI no solo consumiremos más cine en casa que en las salas, sino que los estrenos también se producirán en nuestros hogares.

Hoy vamos a hacer un breve repaso a los movimientos que ha dado Disney en el último año para poner el streaming en el centro de su negocio, a analizar sus porqués y a ver qué suponen para el futuro del contenido audiovisual. Este va a ser, sin duda, un viaje de película…

Disney, el gigante que no paraba de crecer

En Digitalis, además de consumir contenido en streaming, nos encanta ir al cine. Nada nos alegraría más que ver que, cuando la crisis del Coronavirus acabe, las salas se recuperan y su modelo de negocio sigue siendo viable. Pero lo cierto es que, a día de hoy, nadie sabe cuál va a ser el futuro de una manera de exhibir películas que fue probablemente el hecho cultural más importante del siglo XX, pero que no va a tener ese papel en el siglo XIX. Y el cambio puede ser más brusco de lo esperado. Por ejemplo, miremos lo que ha hecho Disney.

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Año 2019. Por primera vez en la historia una sola productora colocaba 7 de sus películas en el Top 10 de films más exitosos del año. Además, conseguía 4 de los 5 primeros puestos, y el único que se le escapaba, la cuarta posición de ‘Spider-Man Far from Home’, era una película de Sony pero desarrollada por Marvel Studios, compañía perteneciente a Disney. El logro, además, incluía un primer puesto para ‘Vengadores: Endgame’ que, con sus 2.797 millones de dólares en taquilla, se convertía en la película con una mayor cifra de recaudación en salas de la historia (sin ajustar la inflación, claro). Entre las siete películas del top 10, sumaron la increíble cantidad de más de 10.000 millones de dólares de recaudación.

Disney ha pasado de recaudar 10.000 millones de dólares eN SALAS en 2019 a cero dólares en 2020

Además, el año pasado Disney ejecutó otro movimiento decisivo: la compra de 21st Century Fox. Una de las más clásicas e importantes productoras de Hollywood y su inmenso catálogo pasaron a ser propiedad de Disney. Ahora la compañía del ratón Mickey era también dueña de los Simpson, por poner el ejemplo más llamativo de los cientos de propiedades intelectuales valiosas que pasaban ahora a manos del gigante del entretenimiento. No faltaron voces que alertaron de que podíamos estar ante el nacimiento de nuevo monopolio en la creación de contenidos. Pero tal análisis fallaba a la hora de calcular la escala del problema: la compra de Fox estaba enmarcada en la necesidad de Disney de enfrentarse a gigantes aun mayores que ella. La siguiente batalla no se libraría en las salas de cine, sino en televisores, ordenadores y móviles.

¿Disney convertida en el pez chico?

Esta semana, en Digitalis, publicábamos el ranking de las marcas más valiosas del mundo. Disney ocupaba la décima posición, pero perdía un 8% de su valor con respecto al año pasado, cifrándose el mismo en un total de 40.773 millones de dólares. El liderato del top no sorprendía a casi nadie: estaba copada por las grandes empresas digitales. Apple (332.999 millones de dólares), Amazon (200.667 millones y creciendo más rápido que ninguna otra), Microsoft (166.001 millones de dólares) y Google (165.444 millones).

Pero, espera un momento. Las dos primeras, Apple y Amazon, son ahora también productoras de contenidos audiovisuales. Producen y distribuyen sus propias películas y series en sus plataformas de streaming OTT (acrónimo de Over-The-Top Media Service, el término anglosajón con el que se definen las plataformas de streaming por Internet que no dependen de ningún otra tipo de tecnología).   Un terreno en el que compañías algo más pequeñas, como Netflix o HBO (está última, propiedad de la segunda gran compañía creadora de contenido audiovisual del mundo tras Disney, Warner Bros.) llevan ventaja, pero también en el que los gigantes tecnológicos han entrado con un músculo económico mucho más grande que el del resto. Disney tenía que reaccionar si no quería acabar siendo engullida, y la respuesta la conocimos a finales del año pasado con el nacimiento en Estados Unidos de Disney+ (la plataforma llegó en marzo a España). La adquisición de 21th Century Fox no era más que una manera de asegurarse de tener mejor catálogo que sus rivales y posicionarse en el mundo del streaming. Al fin y al cabo, las ingentes cantidades de dinero que recaudaba en los cines le daban el margen de tiempo necesario para hacerse un hueco.

Y, entonces, estalló la crisis del Coronavirus.

2020: cómo el coronavirus acabó con las salas de cine

La compañía que había recaudado más de 10000 millones de dólares en salas de cine en 2019 iba a recaudar en 2020… cero. El terremoto que supuso el cierre de los cines en todo el mundo (y su posterior apertura a medio gas, con restricciones de aforo y un público temeroso de encerrarse en una sala en plena era COVID-19) no sólo afecto a Disney, claro. Todas las grandes productoras retrasaron sus estrenos más importantes de primavera y verano al otoño. Y, después, volvieron a retrasarlos, en muchos casos, a fechas indefinidas. Millones y millones de dólares apuntados en las previsiones de resultados que se habían volatilizado de un día para otro.

A nadie le afectó a esto más que a Disney, claro. Pero tampoco nadie reaccionó más rápido. La compañía del ratón fue la primera que se decidió a que una de sus grandes producciones previstas para estrenar en salas pasara a debutar en su plataforma de streaming: el día 4 de septiembre, ‘Mulán’, la adaptación en imagen real del clásico animado, llegó a Disney+ en modalidad de pago por ver: 21,99 euros a cambio de disfrutarla sin límite de visualizaciones (aunque, claro, hay que estar suscrito a la plataforma y pagar la cuota, 6,99 euros al mes o 69,99 euros al año). Disney dejó claro antes del estreno, eso sí, que el 4 de diciembre la película pasará a formar parte del catálogo normal de Disney+ y podrán verla todos los abonados sin desembolsar los 21,99 euros extra, como ocurre con el resto de contenidos. La película también llegó a algunos cines, pero solo en países donde Disney+ aún no ha sido implantado. Su impacto en el número de instalaciones de la aplicación de Disney+ parece que fue bastante positivo, pero la rentabilidad de la jugada ya es más dudosa.

‘Mulán’ ha sido la primera gran producción para cines que se ha estrenado en streaming y no en salas

En cualquier caso, sólo era el precedente de un movimiento aún más importante. Hace dos semanas, llegó la ya comentada noticia que confirmaba lo que todo el mundo estaba esperando: Disney anunciaba que, desde ahora, priorizará su plataforma de streaming sobre los estrenos en salas. Y de paso anunció que ‘Soul’, la nueva película de Pixar, se estrenará en la plataforma y no en cines. Los exhibidores de todo el mundo veían esfumarse sus esperanzas de que el último trimestre del año les dejara un panorama más halagüeño.

¿Cuáles serán los siguientes movimientos de la industria?

El resto de las grandes productoras aún no han movido ficha. Warner, dueña de HBO, echó un capote a los exhibidores a finales de agosto cuando llego a las salas ‘Tenet’, la nueva película de Christopher Nolan, declarado defensor del cine como una experiencia que debe vivirse en una pantalla grande. A día de hoy, la película ha recaudado 334 millones de dólares, una nada despreciable cifra si tenemos en cuenta la actual situación, pero también bastante inferior a la que habría alcanzado en condiciones normales (difícilmente la película habría bajado de los 750 millones de dólares en un año sin COVID-19). Warner tampoco ha querido renunciar a proyectar en salas este año otra gran producción, ‘Wonder Woman 1984’. La compañía sigue insistiendo en que el estreno será exclusivamente cinematográfico y se producirá a finales de año. Pero otras muchos grandes blockbusters han pasado al limbo de 2021, como las nuevas entregas de James Bond o ‘Fast & Furious’, producciones de Marvel-Disney como ‘Viuda Negra’, films que iban a estrenarse el mismo fin de semana que estalló la pandemia como ‘Un Lugar Tranquilo 2‘…

Pantallas gigantes… de 55 pulgadas

La vacuna de la COVID-19, panacea con la que todos esperamos recuperar la ansiada normalidad, será seguramente también la única cura para el negocio del cine en salas. Pero, aunque esto (ojalá) ocurra, lo cierto es que, en el campo de los contenidos audiovisuales la pandemia también ha acelerado la transformación digital. Disney presumía hace poco de haber conseguido 60 millones de suscriptores a Disney+ apenas seis meses después de su lanzamiento en la mayoría de los mercados. Ahora ya se está midiendo con Amazon, Netflix, Warner o Apple en los televisores, ordenadores y móviles de millones en personas de todo el mundo. En la industria de la creación de contenidos algunos grandes nombres se mantienen, otros son nuevos en este campo, pero lo que sin duda ha cambiado es el escenario donde disfrutaremos de la magia del cine. Próximamente… en el salón de tu casa.

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