Irlanda se ha sumado al acuerdo impulsado por la OCDE (Organización para la Cooperación del Desarrollo Económico) para la implantación de un impuesto mínimo global del 15%, decisión que afectará a muchas grandes tecnológicas que pagan en ese país su impuesto de sociedades. Este plan de la OCDE surgió hace unos meses con el objetivo de acabar con la evasión fiscal y los paraísos fiscales. Y cada vez hay más indicios de que llegará a buen puerto.
En julio, Estados Unidos apoyó el acuerdo a cambio de que la tasa digital fuera desestimada, ya que, pese a contar con el beneplácito de la mayoría de los miembros del G20, fue considerada por Janet Yellen, secretaria del tesoro estadounidense, como “discriminatoria para las empresas» de su país. Por ello, la tasa digital a las grandes tecnológicas acabó cayendo en saco roto en favor de la aplicación el impuesto mínimo global. A pesar de que algunos países como Hungría, Estonia e Irlanda rechazaron la propuesta, la nueva política fiscal se convertirá en una realidad en 2023.
Ahora, Irlanda ha cambiado de opinión y se ha acabado uniendo al acuerdo fiscal, aunque no gratuitamente. El país es conocido por su baja presión fiscal, por lo que muchas multinacionales han decidido establecer sus sedes allí para pagar menos impuestos. Por esa razón, Paschal Donohoe, ministro de finanzas irlandés, desea que su país continúe siendo atractivo para las empresas desde el punto de vista económico.
Irlanda ha acabado cediendo, pero no gratuitamente
Su participación en el acuerdo ha dependido de dos condiciones en materia fiscal. En primer lugar, han conseguido eliminar dos palabras del texto oficial que podrían dar lugar a malas interpretaciones o a futuros cambios en el precio que deben pagar las multinacionales. Dicho documento rezaba que la tasa mínima impositiva para las compañías con ingresos anuales superiores a 750 millones de euros debe ser de al menos el 15%.
Sin embargo, a Irlanda ese “al menos” le parece ambiguo y cree que podría dar pie a tasas más altas en algunos casos, así que han solicitado que se suprima del acuerdo. Recordemos que algunos países defendían tasas superiores al 15%, lo que podría explicar porque se incluyó ese término. Ahora Irlanda ha disipado las dudas definitivamente.
»El acuerdo establece que la tasa mínima efectiva para las multinacionales con una facturación anual superior a 750 millones de euros es del 15%. Hemos asegurado la eliminación de «al menos» en el texto. Esto proporcionará la certeza fundamental para el gobierno y la industria y brindará estabilidad y certeza a largo plazo a las empresas en el contexto de las decisiones de inversión”, declaró Donohoe.
En segundo lugar, a cambio de su firma, Irlanda ha realizado otra petición: el impuesto de sociedades para multinacionales que ingresen más de 750 millones de euros al año no podrá ser superior al 15%. Según sus estimaciones, dicha tasa afectará a 56 multinacionales irlandesas donde trabajan alrededor de 100.000 personas y a 1.500 empresas de propiedad extranjera con 400.000 empleados con sede en Irlanda.
Asimismo, a aquellas que generen menos ingresos anuales se les seguirá aplicando la tasa estándar de 12,5% del impuesto de sociedades, la segunda más baja de la Unión Europea. Más de 160.000 compañías con aproximadamente 1,8 millones de empleados que operan en Irlanda entrarían en esa categoría, por lo que podrán continuar contribuyendo de la misma manera que antes.
Una política fiscal más estable y justa
Como mencionamos, el nuevo acuerdo fiscal entrará en vigor a partir de 2023. Se calcula que los países dejan de recaudar 358.000 millones de euros en impuestos cada año como consecuencia del dumping fiscal y los paraísos fiscales.
El impuesto mínimo global servirá para reducir esa cifra, construyendo una política fiscal más estable y justa, ya que las compañías deberán no sólo deberán contribuir en los países donde resida su sede, sino también en todos aquellos en los que operen.
Esto no significa que esa tasa del 15% se aplique en todos los países por igual, sino que aquellas empresas que pagan menos impuestos en determinados países, tendrán que pagar el monto correspondiente que falte para alcanzar ese mínimo global en el país en el que se encuentre su sede.
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