Tras más de una década de procesos judiciales, la Corte Suprema de los Estados Unidos (SCOTUS) ha fallado finalmente a favor de Google en su litigio con Oracle. La sentencia del pasado lunes 5 de abril ha dictaminado que el uso que hizo la compañía de Mountain View del código API (Interfaz de Programación de Aplicaciones) Java para desarrollar Android es totalmente legítimo.
Google obtuvo la victoria en esta batalla determinada por una decisión mayoritaria de los magistrados (6-2), anulando así la resolución anterior de 2018, que establecía que el uso de la API no estaba amparado por las leyes. En esta ocasión, la Corte Suprema consideró que la empresa del motor de búsquedas hizo un uso apropiado de Java, utilizando únicamente el material que necesitaba, sin incurrir en un delito de plagio.
De hecho, manifestaron que Google empleó Java con fines “transformadores” ya que crearon una plataforma que los programadores pudieran utilizar fácilmente, impulsando así la creatividad de muchos creadores. En definitiva, esta sentencia no solo tiene consecuencias para los dos implicados, sino que sienta un precedente legal que marcará cómo funcionarán las reglas del copyright aplicadas al desarrollo de software a partir de ahora.
La resolución y su acogida
En este caso, el tribunal considera que Google utilizó Java de manera legítima para desarrollar su sistema operativo. Sin embargo, el debate sobre la posibilidad de que un lenguaje de programación pueda estar sujeto a las leyes de derechos de autor aún no está zanjado.
Así explicaba su resolución el juez Stephen Breyer: «al revisar esa decisión, asumimos, en aras de la argumentación, que el material era susceptible de ser protegido por los derechos de autor. Sin embargo, sostenemos que la copia en cuestión constituyó un uso justo. Por lo tanto, la copia de Google no violó la ley de derechos de autor«.
No obstante, el mismo juez ya dejó patente su opinión sobre el asunto en octubre, al comparar las demandas de Oracle con intentar atribuir derechos de autor a los teclados QWERTY: “Si dejases que alguien tuviera el copyright sobre eso, controlarían todas las máquinas de escribir, y ese no es el objetivo del copyright”
Por su parte, Kent Walker, vicepresidente de Global Affairs en Google, expresaba su satisfacción tras conocer la resolución judicial: «La clara sentencia del Tribunal Supremo es una victoria para los consumidores, la interoperabilidad y la informática. La decisión da seguridad jurídica a la próxima generación de desarrolladores cuyos nuevos productos y servicios beneficiarán a los consumidores».
En contraposición, Dorian Daley, vicepresidente de Oracle arremetió directamente contra su adversario sin ningún reparo: «La plataforma de Google se ha hecho más grande y su poder de mercado ha crecido, las barreras de entrada al segmento son ahora más altas y la capacidad de competir más baja. Robaron Java y pasaron una década litigando como sólo un monopolista puede hacerlo. Este comportamiento es exactamente el motivo por el que las autoridades reguladoras de todo el mundo y de Estados Unidos están examinando las prácticas empresariales de Google».
El inicio del litigio
Todo comenzó en 2010, cuando Oracle demandó a Google por hacer un uso indebido de Java para desarrollar su sistema operativo Android. La acusación sostenía que plagiaron la “estructura, secuencia y organización” de 37 APIs. Concretamente, indicaban que habían copiado 11.500 líneas de código y exigían una indemnización de 9.000 millones de dólares por infringir los derechos de autor de su lenguaje de programación.
Sin embargo, esta idea del código sujeto a derechos de autor no siempre estuvo presente. De hecho, la gran G declaró que cuando Java pertenecía a Sun Microsystems, las APIs eran libres y estos no tenían ninguna intención de cambiarlo. Además, afirmaron que habían acordado con la empresa que, si hacían uso de su tecnología, simplemente tendrían que pagar la licencia pertinente.
Posteriormente, Oracle compró Sun Microsystems y por extensión Java y cambió su punto de vista con respecto a esta cuestión, reivindicando la propiedad intelectual y uso exclusivo del lenguaje de programación. Fue entonces cuando decidió demandar a Google.
Consecuencias de la sentencia
Como ya hemos mencionado, esta resolución no solo afecta a las dos partes directamente involucradas, sino que también tiene implicaciones para todos los desarrolladores de software a nivel mundial. Si la decisión judicial hubiera sido favorable al gigante de las bases de datos, a partir de ahora, cualquier empresa podría denunciar a otra por utilizar sus APIs en sus proyectos.
En el juicio celebrado el año pasado, el magistrado John G. Roberts mostró su preocupación, indicando que, si estaban de acuerdo con Oracle, podrían arruinar la industria tecnológica en los Estados Unidos. Posiblemente, es una afirmación demasiado contundente, pero puede que no fuera demasiado desencaminada.
Y es que, sin duda, esto complicaría bastante la vida de los desarrolladores que tendrían que apañárselas para construir sus aplicaciones utilizando únicamente su propio código. Para más inri, teniendo en cuenta que, en algunos casos, solo hay una manera en la que el ordenador pueda realizar determinadas funciones, dar la razón a Oracle podría derivar en el dominio monopolístico de algunas empresas tecnológicas.